27/04/2017 – Hallan los orígenes de la estructura que cruza el Besòs y une el Barcelonès Nord con la capital catalana a través de la antigua Nacional II
Hasta hace unas semanas, nadie sabía los minuciosos detalles de la obra ni que había sido ejecutada por mano esclava o prisionera. O al menos nadie lo había contado públicamente. Si bien se conocían elementos por separado, como la existencia de destacamentos penales de trabajos forzosos y la propia construcción del puente en aquella época, la relación no estaba documentada y la pieza que ha hecho cuadrar el engranaje fue el nombre de Joaquim Miquel Montes, uno de los represaliados de Santa Coloma.
En su papel de historiador y conocedor del patrimonio de la comarca, Jose Luís Muñoz participó hace poco en una visita de memoria histórica en Santa Coloma de Gramenet, donde se habló de la Unió de Joves Antifeixistes, un grupo de lucha y acciones revolucionarias que estuvo activo ya a finales de la Guerra Civil integrado por chicos y chicas de entre 15 y 23 años. Cuando fueron capturados, algunos fueron sentenciados a muerte y otros pudieron conmutar la ejecución por 30 años de prisión. Uno de ellos fue Miquel Montes, vecino de Sant Adrià, que fue trasladado al destacamento de su ciudad.
“¿Destacamento de Sant Adrià? Fue entonces cuando empecé a buscar, porque no había constancia en los archivos. Entonces encontré un estudio de trabajos forzados en el ámbito ferroviario”, cuenta Muñoz. Se trata de un extenso análisis de obras ferroviarias llevadas a cabo por mano de obra prisionera del Franquismo, un estudio presentado por Juanjo Olaizola Elordi en el 4º Congreso de Historia Ferroviaria, celebrado en 2006 en Málaga. Y que incluía la construcción del puente de la antigua nacional sobre el Besòs.
“La suerte en este caso ha sido que por encima del puente, entonces, pasaba un tranvía, y por eso el estudio lo documenta. Si no quizá no lo hubiéramos sabido nunca”, apunta el historiador adrianense. Unidos ambos nexos, las piezas empezaron a encajar. “Fuimos a comprobar la obra y, en efecto, toda la información detallada se encuentra en la web del actual Ministerio de Fomento”.
La obra fue encargada a la empresa Cimentaciones y Obras y promovida por la Dirección de Puentes y Estructuras, Dirección General de Carreteras y Caminos Vecinales del entonces Ministerio de Obras Públicas. Su proyectista fue el ingeniero Carlos Fernández Casado, y durante algunos años ostentó el récord español de puente con mayor distancia entre los pilares que lo sustentaban. De hecho, sus méritos le valieron al ingeniero Vicente Roglá Altet el premio ‘Francisco Franco’ de Ciencias en 1946, tal y como recoge La Vanguardia en fecha 4 de marzo del 47.
En las obras intervinieron, al menos, unos 70 presos, de la mayoría de los cuales todavía no se tiene constancia. Muñoz evoca que eran presos que podían elegir realizar las obras como forma de rebajar sus penas, aunque, afirma irónicamente, “eran invitados a participar”. La mayoría optaba por llevar a cabo estos trabajos porque, por un lado, cada día de tareas les rebajaba uno en la cárcel, y, por otro, era la única manera de conseguir algo de dinero para sus familias. “La empresa pagaba al Estado el sueldo íntegro de los trabajadores, como si fueran hombres libres. Una parte servía para pagar la manutención de los propios obreros; el trabajador se quedaba una miseria que se enviaba directamente a las familias”, detalla.
Del único vecino del Barcelonès Nord del que se tiene conocimiento, de momento, es del susodicho Joaquim Miquel Montes, que, además, consiguió escapar entre octubre y diciembre de 1943. Cuando no volvían a prisión, los integrantes del destacamento dormían, cree Muñoz, en el Polidor, el actual centro lúdico y de ocio juvenil de Sant Adrià